Érase una vez un Reino muy lejano, donde el Rey que gobernaba pretendía ceder el trono a uno de sus tres hijos debido a su avanzada edad.
El Rey pensó cedérselo al pequeño, el más inteligente, sabía que podría confiar en él. También pensó en cedérselo al mediano, el más sensato, sabía que no tomaría ninguna decisión precipitada. Por último pensó decírselo al mayor y más fuerte, sabía que nadie le haría frente.
De tal forma fue a comunicárselo a los tres y empezando por el pequeño, éste con inteligencia contestó diciendo:
“Padre, me alaga tu confianza en mí, pero debo meditar la respuesta ya que supone una enorme responsabilidad”.
De igual forma se lo dijo al hermano mediano, el más sensato. Por lo que éste muy “sensatamente” contestó:
“Padre, la respuesta que debo darte no ha de ser tomada a la ligera, debo sopesarlo”.
Por último también se lo dijo al mayor y más fuerte. Este no tardó en ver a sus hermanos como simples rivales; y debido a la ceguera que le producía esa ansia de poder fue a desafiarlos.
Finalmente el mayor y más fuerte, carente de inteligencia y sensatez se batió en duelo con sus hermanos ganándolos en batalla.
El Rey pensó cedérselo al pequeño, el más inteligente, sabía que podría confiar en él. También pensó en cedérselo al mediano, el más sensato, sabía que no tomaría ninguna decisión precipitada. Por último pensó decírselo al mayor y más fuerte, sabía que nadie le haría frente.
De tal forma fue a comunicárselo a los tres y empezando por el pequeño, éste con inteligencia contestó diciendo:
“Padre, me alaga tu confianza en mí, pero debo meditar la respuesta ya que supone una enorme responsabilidad”.
De igual forma se lo dijo al hermano mediano, el más sensato. Por lo que éste muy “sensatamente” contestó:
“Padre, la respuesta que debo darte no ha de ser tomada a la ligera, debo sopesarlo”.
Por último también se lo dijo al mayor y más fuerte. Este no tardó en ver a sus hermanos como simples rivales; y debido a la ceguera que le producía esa ansia de poder fue a desafiarlos.
Finalmente el mayor y más fuerte, carente de inteligencia y sensatez se batió en duelo con sus hermanos ganándolos en batalla.
El Viejo Rey suspiró y dijo:
“Me temo que la lógica del poder aborrece la inteligencia y desconfía de la sensatez”.
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